marzo 25, 2014


El poder de tener el poder

Hace un tiempo escuché sobre un autor de una Editorial que se fue a otra. Esta acción puede llegar a ser normal y hasta resultar habitual en el ámbito editorial, pero ¿Qué pasa cuando el autor se va de la Editorial generando conflicto?

Aclaremos los tantos: el autor es dueño de su obra y cede, contrato de por medio, a la Editorial los derechos sobre la publicación, distribución, difusión y venta de la obra por un determinado tiempo. Luego de ese período de tiempo los derechos vuelven al autor y este puede decidir si renueva el contrato o no. Entonces se supone que si un autor tiene contratos firmados y libros publicados con una determinada Editorial, pero quiere cambiarse a otra, lo más lógico sería que su próximo libro lo pautase con la Editorial nueva, dejandole a la anterior la posesión sobre los derechos hasta el vencimiento de los contratos.

En el caso en cuestión, el autor, quiere publicar su nuevo libro en otra editorial, hecho que no es para nada problemático, pero lo que si genera controversia es que también quiera cesar los contratos con la Editorial anterior y acá es cuando me pregunto ¿resulta ético?

El autor es el creador, el dueño, el padre o como sea que le quieran decir, es quién elige en qué Editorial quiere publicar su libro y si bien, no estamos regidos por una normativa de convivencia, el sentido común nos dice que por amor a la obra y en reconocimiento al trabajo que la Editorial pone sobre esa obra y para la difusión de la obra, lo más normal es que la obra siga en manos de la Editorial hasta que, por lo menos, se venza el contrato. Sorprende que un autor, que ya ha ganado cierta fama, decida de un día para el otro pelearse con la Editorial que lo puso en el lugar en dónde está y que se preocupó por ese autor. Lo más increíble es que se comienza un litigio legal entre la Editorial, que no quiere dejar ir los derechos sobre el libro antes de tiempo, y el autor, que se quiere llevar todo a otro lado y no le importa nada. Este litigio me parece innecesario y desgastante para ambas partes. creo que no es necesario entrar en conflicto cuándo es más fácil empezar a publicar en otra Editorial y esperar a que los contratos anteriores comiencen a vencer.

Esto es lo que nos dice la Ley 11723 (Ley de Propiedad Intelectual) en el artículo 2:
"El derecho de propiedad de una obra científica, literaria o artística, comprende para su autor la facultad de disponer de ella, de publicarla, de ejecutarla, de representarla, y exponerla en público, de enajenarla, de traducirla, de adaptarla o de autorizar su traducción y de reproducirla en cualquier forma".
El autor tiene el poder sobre su obra, pero cuando cede los derechos para la publicación, cede parte de ese poder y la Editorial está ligada al autor y a la obra, ya que es la encargada de elaborar el libro y de difundirlo para que pueda ser conocido. Esta relación es importante y necesaria, si es bien llevada, se logra realizar un excelente producto final, sin embargo, si luego de un tiempo el autor comienza a exigir más de lo que se le puede dar, la situación se torna un poco más negra. No condeno al autor, ya que este es libre de hacer y deshacer según lo que considere importante para su obra, pero creo que la conducta basada en sentirse una estrella con poder y que todos tienen que rendirse a sus pies y acatar sus órdenes, provoca que las relaciones con las personas que trabajan con su obra, sean cada vez más hostiles y esto desencadena en la situación de la que venimos hablando.

Y, pensando en la Editorial: ¿Qué es lo que tiene que hacer el Editor? Es bien sabido que el editor debe aprender a manejar a sus autores. Como dice Gill Davies en el capítulo 3 de su libro Gestión de proyectos editoriales: cómo encargar y contratar libros
"El apoyo consiste en cuidar al autor de forma tal de facilitarle el proceso de escritura. Cuánto más genuino sea el apoyo brindado por el editor, más efectivo será. La comunicación con el autor no tiene por fin únicamente controlar su trabajo; también es un modo de alentarlo y orientarlo".
Esta relación debe cultivarse, el editor debe cuidarla y el autor contribuir, ya que creo que el proceso que conlleva crear un libro puede ser de lo más productivo si se lleva en buenos términos, en cambio si alguna de las dos partes está mal predispuesta se complica poder llegar a un acuerdo.

Entonces, concluyo que el autor puede llegar a sentir el poder que tiene sobre su obra y sobre la Editorial, pero debería tener ese sentido de la ética que conlleva a reconocer el trabajo que la Editorial pone sobre su obra y en el momento en el cuál ya no está conforme, cambiarse de Editorial, pero sin perjudicar al otro. 

¿Existen autores así? Sí... ¿Es posible discutir y llegar a un acuerdo? Sí, pero hay que poner voluntad.




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